La evolución del IoT en el mundo del transporte ha sido siempre más discreta, o puede que íntima, según se mire. Hasta hace relativamente poco, y al contrario que en otros aspectos tecnológicos relacionados con el día a día, no se veían claros los beneficios del Internet de las Cosas en un medio de transporte. Pero a medida que avanzamos, aviones, coches, autobuses o trenes están comenzando a obtener beneficio de las nuevas soluciones tecnológicas. Los coches autónomos son la gran esperanza del transporte (cuasi) individual. Estamos a punto de ver en el mercado los primeros vehículos completamente independientes, más inteligentes y más eficientes que ningún conductor. En ello, el IoT juega un papel fundamental. ¿Cuál exactamente? Por ejemplo, en primer lugar, el uso del Internet de las Cosas en un vehículo autónomo permite adecuar completamente la conducción: velocidad, rutas, previsiones… de forma automática y gracias a la información recibida a partir de otros dispositivos, vehículos y otros medios externos de información.